DCCCXXXIII
E S P E J O S
ESTÁ en el mudo espejo lo copiado,
Idéntico, insensible, paralelo,
Sobre el sábado llueve como un velo,
Casual sobre mi cara me he mirado.
Allí, las otras cosas detenidas
(Las mismas que mi piel aquí retiene)
Miran por la ventana que mantiene
Enmarcada aquel agua endurecida.
Cuando muera la luz no habrá cesado
De repetir lo que hay del otro lado,
Aunque no hable a los ojos en las sombras.
De los dos mundos ¿Cuál al otro imita?,
¿Para ambos la secuencia es infinita?
¿Otro eco es esta voz cuando los nombra?
GUILLERMO MATTHEWS
DCLXIII
I L U S I Ó N
TAL vez uno de los cinco sentidos
Ya estuvo allí. No hay más que cinco atajos,
O es una aparición. Alguien la trajo,
Y es tan ajena como mis latidos.
Dice que no es. Tampoco eso le creo.
Se hace presente y vuelve al resto ausencia,
Fenomenologiza la apariencia
Con su antifaz de cierto en lo que veo.
Renguera de lo real con paso firme
Poniendo otro escenario en el sendero,
Para creer que allí todo se alcanza
En el siguiente paso. Repetirme
Irreal es lo que en ella es verdadero,
Y un no existir saltando a la esperanza.
GUILLERMO MATTHEWS
CLXXX
BIBLIOTECAS
DUERMEN emparedadas las escritas
Voces en mortajas encuadernadas,
Porque ayer no bastó hablar, y grabadas
Quisieron dejarnos su voz. La cita
Entre pupila y letra se repite
Sin fin, al parecer hasta encontrarse
El ojo y la palabra que han de hablarse
En un atajo del tiempo. Permiten
Los laberintos de los anaqueles
Seguir creándonos entre sus hojas.
En el pliegue de una hilera de tomos,
Quizá un volumen guarde en sus papeles
Un párrafo que la lectura escoja
Al pasar, con el vocablo que somos.
GUILLERMO MATTHEWS
sábado, 31 de mayo de 2008
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